¿Está Europa preparada para la guerra?

La OTAN se tambalea entre discursos de unidad y realidades incómodas

Europa atraviesa un momento de incertidumbre geopolítica sin precedentes. Aunque el discurso oficial de la OTAN insiste en la cohesión frente a cualquier amenaza, la realidad muestra un panorama muy distinto: falta de coordinación, presupuestos insuficientes y divisiones políticas internas que ponen en entredicho la capacidad real de reacción del bloque.

Según expertos en seguridad internacional, Rusia podría estar en condiciones, en pocos años, de poner a prueba el Artículo 5 de la Alianza Atlántica, el principio que obliga a todos los miembros a defender a uno solo en caso de agresión. Sin embargo, la pregunta que se impone es si Europa estaría dispuesta —y preparada— para responder a tal desafío.

Las tácticas híbridas del Kremlin, que incluyen ciberataques, presión energética y operaciones militares irregulares, han colocado a la OTAN en una zona gris donde no queda claro cuándo un ataque indirecto debe considerarse una agresión directa. Este vacío favorece a Moscú y erosiona la credibilidad de la defensa colectiva.

Mientras tanto, Estados Unidos continúa cargando con el mayor peso militar y financiero de la organización, mientras muchos países europeos muestran reticencias a aumentar sus presupuestos de defensa. La guerra en Ucrania ha expuesto con crudeza estas debilidades: promesas de ayuda que se demoran, diferencias estratégicas entre gobiernos y una ciudadanía europea cada vez más reacia a aceptar el fantasma de la guerra en su territorio.

La gran incógnita es si, llegado el momento, Europa será capaz de pasar del discurso a la acción. Por ahora, los analistas coinciden: la OTAN sigue siendo fuerte en el papel, pero frágil en la práctica.

✉️ Alfredo Rosell G.