Un último legado de tinta y coraje de un gran periodista que nunca calló

En su última y destacada publicación el recordado periodista nacional Don Juvenal Quispe Quintanilla , no buscó la calma tras la pluma, sino encender la conciencia de nuestra tierra. Recordó sin vacilar aquellos días en que el terror parecía gobernar nuestras calles:

“Como olvidar aquellos días aciagos en los que el día a día eran las desapariciones por secuestro de muchos hermanos nuestros… Días de las bombas y enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los militantes de Sendero Luminoso.”

Su prosa, cruda pero justa, no sólo narraba hechos: descubría verdades. Aludía al General Noel y su “comando político militar”, cuestionando la línea que separa “defensa” de “represión”. Denunció la tortura cotidiana en la “casa rosada” y reclamó justicia para los nombres que aparecían sin vida en nuestras avenidas.

Voces solidarias y marchas de esperanza

Don Juvenal Quispe Q. honró en su texto la labor desinteresada de quienes, sin uniforme ni brillo, alzaron la voz por los desaparecidos. Nombres como el del Dr. Mario Cavalcanti, el Dr. Zósimo Roca y el padre Neptalí Liceta resuenan aún en sus párrafos:

“Tampoco puedo olvidar a algunas personas… quienes apoyaban a muchos de los familiares de los desaparecidos y/o secuestrados… y al hermano Neptalí Liceta, sacerdote católico, quien se identificó con los pobres y asumió un rol importante.”

Rememoró las marchas con cruces de madera, los cánticos que rasgaban el miedo y las oraciones entonadas en plazas y aeropuertos —como aquella caravana humilde para recibir al Papa Juan Pablo II— donde Mamá Angélica y Leonor Zamora alzaron una plegaria por los nuestros.

Foto de los primeros años con periodistas, locutores y colegas comunicadores  en la Estación Wari.

Gracias, periodista del Perú

Hoy, al evocar a Don Juvenal, no sólo celebramos su pluma, sino su entrega:

• Luchó en primera línea contra la desmemoria.
• Denunció indiferencias oficiales.
• Acompañó con su voz firme a las madres de los desaparecidos.

En un país forjado entre montañas y cicatrices, su contribución es faro para quienes creemos que el periodismo es, antes que nada, un acto de amor al prójimo.

La cita de la memoria

El 4 de agosto, en Ayacucho. Familias, amigos y colegas se reunirán para rendir homenaje a un hombre que nos enseñó que, más allá de las balas y el miedo, las palabras pueden ser el escudo más fuerte.

A Don Juvenal Quispe Quintanilla, el “cronista de lo imposible”, le debemos no solo letras: le debemos la dignidad de recordar. En cada nota suya vive la promesa de un Perú que no olvida.

Alfredo Rossell G.