Policía Nacional garantiza traslado de turistas en Machu Picchu y alerta sobre el impacto del paro en la imagen del Perú
Cusco atraviesa una delicada coyuntura que amenaza su imagen internacional como uno de los principales destinos turísticos del planeta. El bloqueo de la vía férrea entre Ollantaytambo y Machu Picchu, debido al paro de comuneros y pobladores del distrito de Machu Picchu, dejó a más de 2.000 turistas nacionales y extranjeros varados en Aguas Calientes. Esta situación no solo generó incertidumbre y temor entre los visitantes, sino que también proyectó una señal de inseguridad que afecta directamente la credibilidad del Perú como destino turístico.
Ante esta crisis, la Policía Nacional del Perú (PNP) confirmó que asumirá el resguardo de los trenes con el fin de garantizar el traslado seguro de los turistas atrapados en la zona. El general Julio César Becerra Cámara, jefe de la Región Policial Cusco, señaló que ya se realizan coordinaciones con las empresas ferroviarias para permitir la salida ordenada de los visitantes hacia la ciudad de Cusco, siempre y cuando las condiciones de seguridad en la vía lo permitan.
La decisión busca mitigar el impacto negativo que este tipo de conflictos genera en el turismo, sector vital para la economía peruana y especialmente para la región cusqueña. Machu Picchu, reconocida desde 2007 como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, representa un motor de desarrollo económico y social. Cada paralización no solo lesiona la experiencia de los viajeros, sino que debilita la confianza de futuros turistas que observan desde el extranjero estas escenas de incertidumbre.
Seguridad y confianza para proteger el turismo

La coyuntura evidencia la necesidad de reforzar la seguridad y garantizar la estabilidad en torno al turismo en el Perú. Los visitantes internacionales buscan confianza y respaldo institucional para elegir destinos, y cuando perciben conflictos, bloqueos o desprotección, optan por alejarse. En el caso del Cusco, la afectación es doble: se compromete la reputación del país y se golpea directamente a las comunidades que dependen del flujo turístico para subsistir.
Por ello, el rol de la Policía Nacional resulta clave. Más allá de resguardar los trenes, su presencia envía un mensaje de orden y protección que puede ayudar a recuperar la confianza de los turistas y evitar que esta crisis escale a un daño mayor para la imagen del país.
Levantamiento temporal del paro
Si bien las medidas de fuerza han sido levantadas por los pobladores por un plazo no mayor a 72 horas, la incertidumbre persiste. Esta tregua temporal permite el restablecimiento de los servicios ferroviarios y el traslado de los turistas varados, pero no resuelve de fondo la problemática que origina la protesta.

De prolongarse este escenario, el Perú corre el riesgo de seguir perdiendo competitividad frente a otros destinos de la región, además de comprometer su condición de referente mundial en turismo cultural y patrimonial.
La lección que deja esta crisis es clara: el turismo necesita estabilidad, seguridad y confianza. La tarea del Estado no puede limitarse a medidas reactivas, sino a políticas que aseguren que Machu Picchu y el Cusco sigan siendo símbolos de orgullo y no escenarios de incertidumbre.
Publicar comentario