Periodismo y paz en tiempos de conflicto: el reto de recuperar la confianza ciudadana
Lima. Cada dos horas un periodista en el mundo es víctima de un ataque, ya sea a través de campañas de desprestigio, coacción en medio de conflictos sociales o abuso de autoridad. Esta alarmante realidad fue uno de los ejes del encuentro Periodismo para la Paz, donde especialistas y representantes de la sociedad civil presentaron el Diccionario de la Paz, una herramienta que busca redefinir el rol de la comunicación en la construcción de confianza y reconciliación.

La situación en el Perú ilustra la complejidad del problema. Los proyectos sociales, lejos de ser espacios de desarrollo, muchas veces derivan en conflictos por factores estructurales y territoriales: desigualdad social, debilidad institucional, economías ilegales y falta de gobernabilidad. La burocracia dentro del Estado, que dilata la ejecución de obras, agrava la desconfianza ciudadana. Según cálculos de la Defensoría del Pueblo, las oficinas que gestionan conflictos sociales tienen un presupuesto de 34 millones de soles, lo que equivale a un sol por cada habitante. Sin embargo, la falta de credibilidad en los acuerdos del Estado impide que ese esfuerzo se traduzca en estabilidad.
Fernando Lozada, representante de la Defensoría, subrayó que esta institución debería ser un puente de comunicación con la ciudadanía y fortalecer su área de prensa. “Un pueblo bien informado es un pueblo más educado”, recalcó. En ese mismo sentido, Zulia Laínez, presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas, denunció los constantes abusos contra corresponsales y fotoperiodistas durante coberturas de protestas.
El 2025, proclamado por la ONU como el Año de la Paz y la Confianza, coloca en el centro el desafío de transformar la narrativa mediática. Jóvenes periodistas y mujeres comunicadoras pueden convertirse en agentes de cambio, alejando la polarización y generando un discurso de colaboración. La comunicación participativa aparece como clave para fortalecer la opinión pública en sociedades fragmentadas.
Voces desde la región
El periodista peruano Liubomir Fernández, quien ha seguido de cerca los conflictos en Puno, recordó que detrás de la contaminación minera y los enfrentamientos siempre hay víctimas humanas. “No basta con repetir la versión oficial; el periodismo debe investigar y buscar fuentes confiables”, sostuvo.
Desde Chile, la periodista Paulette Desormeux advirtió que las protestas en su país han dejado una huella profunda en los derechos humanos. Recordó que más de 200 personas perdieron la vista por disparos de carabineros fuera de los protocolos. Pese a que los agentes portan cámaras en sus chalecos, la información pública sobre estos hechos ha sido bloqueada. “En Chile la ley de prensa solo reconoce a profesionales titulados, lo que limita la libertad de expresión y deja expuestos a comunicadores independientes”, señaló, al denunciar también el uso de políticas de desinformación y discursos de odio.
Un reto global
La Corte Penal Internacional, con sede en La Haya y de la cual Perú es miembro desde 2001 junto a 124 países, representa un marco jurídico que debería servir como referencia en la defensa de periodistas y el castigo de abusos en contextos de conflicto. No obstante, el reto inmediato es interno: recuperar la confianza ciudadana en las instituciones.
La desconfianza hacia el Estado en el Perú no solo frena proyectos sociales y desincentiva la inversión extranjera, sino que también debilita la cohesión social. En ese contexto, el periodismo emerge como un actor central. Bien ejercido, puede tender puentes, desactivar tensiones y convertirse en el aliado más firme de la paz.
✉️Alfredo Rosell G .
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